viernes, 16 de diciembre de 2016

Os Caleiros

Las leyes de Patrimonio Histórico y Cultural, promulgadas a nivel estatal (16/1985) y autonómico (1/2001 del Principado de Asturias), contemplan la protección de distintos tipos de bienes, muebles e inmuebles, materiales e inmateriales. Entre ellos se encuentra el patrimonio industrial y el etnográfico, lo que en arqueología, se ha llamado arqueología industrial.
En muchas ocasiones ese patrimonio pasa desapercibido, o directamente es despreciado, y no se le da la debida importancia desde un punto de vista histórico, y menos aun se ven en el otro tipo de potencialidades.


Hoy me voy a centrar en unos elementos, que no por estar bien presentes en el Concejo de Castropol son mejor conocidos: Os Caleiros.
Dare alguna pincelada, pero existen en nuestra comarca publicaciones relativamente recientes sobre este patrimonio, así como un inventario de los mismos de la Consejería (aunque extrañamente parcial), y noticias recientes de concejos vecinos que van a poner en valor os caleiros que poseen. En todo caso, esas referencias las podréis leer al final de este post, en el apartado de bibliografía.
¿Qué son Os Caleiros? La respuesta más sencilla es que son hornos de cal. Supongo que eso a muchos lectores no les aporta mucha información. Los hornos de cal, Os Caleiros, son estructuras de forma troncocónica, de dimensiones variables, construidos en mampostería refractaria unida con argamasa. En la base de esta estructura se abre un vano por el que se atizaba el horno una vez que estaba armado, es decir, rellenado de piedra caliza, edificando con ella una bóveda interior desde la base hasta sobresalir por el borde superior del horno. El hueco formado por esa bóveda era el lugar en el que se depositaba el material combustible (generalmente toxo). Una vez encendido, el calor producía una calcinación de la piedra caliza, una transformación química que la convertía en cal viva (Méndez Pérez de Presno y Lombardero Rico: 2006, págs.34-37).
El empleo de la cal esta constatado desde el Neolítico, pero sera a partir de la Antigüedad cuando veamos un uso más diversificado. No solo era empleada como material de construcción (bien como mortero y argamasa o como elemento decorativo), sino también en industrias tintoreras, en la  purificación de aguas, como abono, etc. La cal viva tiene, además un poder caustico, lo que permite que sea aprovechada como  desinfectante en lugares contaminados, para acelerar la corrosión o en el curtido de pieles. La industria química la ha empleado para la fabricación de crisoles resistentes a temperaturas elevadas, como fundente en operaciones metalúrgicas, en la deshidratación de líquidos, obtención de glucosa. Sin olvidarnos de sus usos medicinales: mata los bacilus del tifus y el cólera, impide la putrefacción de líquidos en cultivo, en diversos preparados contra diversas enfermedades de la garganta y de la piel. Evidentemente, muchos de estos usos han decaído, por la competencia de otros productos (Martínez Rossy et alii: 1986, págs 14-15).
Hasta este momento hemos visto qué son, cómo funcionan y que usos tiene el producto que se extrae de estos hornos. Ahora bien: ¿cual es el registro material que tenemos? Hoy en día, estos hornos han sido completamente abandonados, muchos de ellos en un estado ruinoso y que, salvo actuación pública de rescate, desapareceran en un corto espacio de tiempo.


Situación de los caleiros de los concejos de Castropol, Vegadeo y Taramundi. Mendez Perez de Presno y Lombardero Rico, 2005. Pág. 23.


En el concejo de Castropol han existido 49 caleiros, parte de los cuales han sido debidamente inventariados por el servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias.
En este caso solo vamos a mostrar parte de los que no han entrado dentro de ese inventario, muy próximos a la villa.
Y para comenzar, vamos a iniciar nuestra ruta por el que probablemente este en mejores condiciones, de todos los que vamos hacer mención. Y  sí, la fotografía de El Turrullon de Salias no esta al comienzo del post por ser un lugar bonito. Lo es porque tiene un buen ejemplo de este tipo de estructuras. Seguramente más de uno ha subido a ese islote aprovechando la bajamar. Lo que ya no estoy tan seguro es que se fijase por dónde lo hacia.

Vísta de El Turrullon (Salías), desde el Oeste. Se puede apreciar hacia el centro de la imagen, como hay una vaguada, marcada por la sombra. Foto 2016.

Misma vista que la anterior, aunque la fotografía fue sacada en 2007.

En la imagen anterior se puede observar, hacia el centro de la imagen,una vía de acceso al islote. Una de las primeras cosas que puede llamarnos la atención es una hondonada en la roca, con unos tonos rojizos y negruzcos, que bien pudieran anunciar que aquel lugar estuvo sometido a altas temperaturas, probablemente producidas por una hoguera de buenas dimensiones. Es muy posible que pudiera tratarse de las salinas que, por un lado, mencionan las fuentes medievales y, por otro, denota la propia toponímia ("Salías") (Lombardero Rico et alii.: 2017, pág. 28)


Una vez pasada esta pequeña hondonada, nos encontramos con el acceso más sencillo al Turrullon. Una vaguada aparentemente natural nos permite acceder a la parte superior del Turrullon. Aunque en cuanto nos acercamos, pronto nos damos cuenta de que tiene poco de natural y mucho de antropica.

Caleiro 1. Paso para acceder al Turrullon, aprovechando la ruina del caleiro. En la izquierda del jalón, unos centímetros sobre el, se pueden observar restos de un muro de mamposteria. Foto 2016.

Pronto nos encontramos con un muro de mampostería cubierto por vegetación, que impide ver la verdadera dimensión de horno. Las paredes conservadas se encuentran recubiertas de una capa blanca: de cal.

Caleiro 1. Alcanzada la base del caleiro, nos encontramos de frente con los restos del muro que lo conformaba. Foto 2016.
Caleiro 1. Una imagen del mismo muro, en una fotografía de 2007.

A pesar de la vegetación, el diámetro del horno se hace evidente (unos 3,30 m.), y la altura se intuye (cerca de 3 m.), tendiendo los muros a disminuir su diametro a medida que ascienden.
¿Por qué nos encontramos un caleiro en este lugar? Por el mismo motivo que se encuentra el resto de los existentes en el concejo de Castropol. La caliza se encuentra con facilidad en toda la vertiente asturiana del Eo: son conocidas en los mapas geológicos, como Calizas de Vegadeo. El combustible empleado es leñoso: frecuentemente toxo, pero sin despreciar otras maderas llegado el caso. Y en la costa, por la facilidad de su transporte a los distinto núcleos urbanos situados en la riberas de la Ria del Eo.
Como digo no es el único ejemplo de un horno de cal en esta zona de la ensenada da Lieira. Recorriendo la playa entre El Turrullon y A Fonte da Vila, vemos como estas construcciones salpican la linea de costa. En algunos casos, como en las dos fotos que siguen, solo podemos decir que se trata de muros pertenecientes algún tipo de construcción de función indeterminada, que ni la vegetación ni el tiempo nos ha permitido profundizar.

Primero de los muros de mampostería que nos encontramos a lo largo de la playa, en dirección a Castropol. Foto 2016.

Segundo de los muros de mapostería al pie de la playa, en dirección a Castropol. Foto 2016.

Pero no encontramos con esto. Se trata de lo que queda del muro de mapostería de otro caleiro, con el característico color blanco dejado por la cal. El diámetro de este horno, en función, ya no solo de los muros conservados, sino de la costra de cal que se observa en el suelo, seria aproximadamente de 3,5 m., y el muro alcanza los 2,3 m. No nos debe extrañar que solo se conserve la mitad de este horno, ya que el trabajo de las aguas de la Ria ha propiciado su ruina y a dejado al descubierto los muros, que se apoyaban directamente sobre la ladera, permitiéndonos observar un característico color rojizo en la maposeria, indicativo de que este muro ha estado expuesto a altas temperaturas.

Caleiro 2. Vista del muro que se conserva. Foto 2016.


Caleiro 2. Extensión de la costra de cal, que nos informa de como las dimensiónes de esta estructura eran mayores. Foto 2016

Caleiro 2. Otra vista del mismo punto anterior, pero en alzado, en que se observa un zócalo de mamposteria, enrojecido y ennegrecido por la acción del calor. Foto 2016.


Además de los dos caleiros mencionados, en una visita anterior pude constatar la existencia de otros tres hornos, con la particularidad de que en uno de ellos se superponian dos. Esta situación debe responder algún hecho excepcional: la ruina del primero de los hornos de cal no debio hacer viable su reconstrucción y obligo a la construcción de uno nuevo en el mismo lugar.

Caleiros 3 y 4. En este caso da la sensación de que tenemos un 2x1. Como se observa en la fotografía de 2007, hay dos muros consecutivos concentricos, que con toda probabilidad correspondieron a dos caleiros. El primero debió de sufrir algún desperfecto importante que obligo a la construcción de uno completamente nuevo.

Caleiro 5. La fotografía fue sacada en 2007.

En todo caso, la situación de los cinco hornos identificados, es de ruina, amenazados los pocos restos que se conservan por la vegetación y la acción marina.
Como patrimonio industrial y etnográfico tienen un gran valor para la comprensión de las actividades económicas y sociales, no solo de Castropol, sino de los concejos vecinos, y de estos con areas geográficas más lejanas.
Igual que el vecino concejo de Vegadeo pretende hacer con un patrimonio similar, si bien en mejor estado, convendría que las autoridades municipales del Concejo de Castropol junto con las de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, procediesen a poner en manos públicas estos hornos, consolidasen los mismos, y los pusieran en valor, aprovechando, por ejemplo, el paso de la senda costera que une las villas de Castropol y de As Figueiras, proporcionando un aliciente más a los ya existentes (tanto patrimoniales como paisajisticos).

BIBLIOGRAFÍA:

Lombardero Rico, Chemi, Méndez Pérez de Presno, Marcelino y Pardo Pérez-Sanjulián, Juan José: Los curtidos y la fabricación de calzado en el occidente asturiano. Vegadeo: Amigos de Vegadeo, 2017.
Méndez Pérez de Presno, Marcelino y Lombardero Rico, Chemi: Los hornos de cal en el extremo occidental asturiano. Oviedo: CEDER Oscos-Eo, 2006.
Martínez Rossy, Isabel et alii.: Caleros y Canteros. Salamanca: Diputación, 1986.



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