En otra entrada de este blog, dedicada en aquel caso a tratar la cuestión de la distribución de algunos edificios y elementos defensivos del Castropol medieval, citamos de pasada algunos restos arqueológicos documentados o de los que dan noticias algunas publicaciones periódicas, referentes a diferentes puntos del Concejo.
Una de esas noticias, es la que da cuenta el decenario Castropol. Esta publicación fue un periódico que surge en la villa al calor de nuevos tiempos, nuevos políticos y nuevos partidos políticos que trataban de cambiar una España, una Asturias y un Castropol estancados en un sistema político caracterizado por el pucherazo en las elecciones y el caciquismo, lo que hacía del supuesto sistema democrático por el que se regía el país una completa farsa. Sin embargo, la sociedad de la época ya había mutado y reclamaba democracia. Este periódico hacía de órgano de expresión del Partido Novo, pero también se hacía eco de otras pequeñas noticias.
La noticia en cuestión, aparecía en el número 18, del año II, y de fecha 10 de Enero de 1905 (realmente la fecha correcta es 10 de Enero de 1906), bajo el título "Curiosidad arqueológica regional".
El pequeño artículo, redactado por Miguel García Teijeiro, personaje que entra en la categoría de eruditos locales del Concejo, nacido en Lois, relata el hallazgo fortuito, en el transcurso de la extracción de barro en el cementerio parroquial de San Juan con el fin de reparar la iglesia, de una serie de tumbas individuales. Como en la actualidad, la ignorancia o la interesada ignorancia, permitió la destrucción de un número indeterminado de estas inhumaciones. No obstante, eso no impidió que García Teijeiro pudiese ver y describir, sucintamente, las ya destruidas y con un poco más de profundidad las que fueron apareciendo en días posteriores.
Teijeiro describe fundamentalmente dos tipos de inhumaciones:
- En fosa sencilla, practicada directamente en el suelo.
- En cista, compuesta por lajas de piedra y pizarra.
En ambos casos, las estructuras son construidas ad hoc para el difunto, contorneando el cadáver del mismo.
En el primer caso se practica una cavidad en el suelo, sobre la que se deposita el cadáver, generalmente amortajado, y luego se cubre, bien con lajas de piedra o bien con tierra.
En el segundo caso, el procedimiento es similar, pero se dota a la fosa de una estructura perimetral a base de lajas de piedra u otros materiales (en algunos yacimientos se reutiliza tégula romana) y se cierra con ese mismo tipo de materiales.
Pueden estar señalizadas al exterior, con cruces o hitos de piedra, o no estar señalizadas.
La orientación, según se desprende del artículo de Teijeiro, es la que sería previsible para un enterramiento cristiano, E-O, en relación con la salida y la puesta del Sol, en una metáfora del inicio y el fin de la vida que el cristianismo asimila de religiones coetáneas, al menos en sus inicios, como el Mitraísmo.
En las observaciones que hace Teijeiro advierte que no aparecen restos humanos en estas tumbas, aunque sí apunta al hallazgo de los mismos en otros puntos cercanos, que llamó la atención por las dimensiones del esqueleto.
Teijerio no es capaz de indicar una adscripción temporal, salvo de forma vaga. Sin embargo, apunta, con la cita que realiza a la documentación medieval, a que esta necrópolis podría corresponder a época medieval, en torno al siglo X, si suponemos que este cementerio está unido al antiguo monasterio.
El tema de la muerte es un tema que continúa siendo un tabú en la sociedad contemporánea. Aun así, es el reflejo de la sociedad humana en un determinado momento, ya que los ritos que rodean a la muerte son la forma en que los seres humanos de un momento histórico concreto han entendido su propia existencia, su posición en la sociedad y su concepción del más allá.
En el caso cristiano, por un lado tenemos el simbolismo religioso que se desprende de la orientación de las tumbas, y por otro, la mayor o menor proximidad a la Iglesia parroquial correspondiente, y más concretamente a la cabecera de la misma, el lugar que sería considerado más sagrado de ese entorno, por hallarse en ese punto destacado el altar mayor y el sancta sanctorum del templo. Esta jerarquización del espacio resulta también evidente cuando existen enterramientos dentro de los muros de estos templos, siendo las personas de estatus más alto (nobles, alta burguesía) la que acapara los lugares más cercanos al altar.
En principio, y al contrario que sucedía en el modo de entender la muerte en otras culturas, al enterrar a un difunto cristiano, este no llevaba consigo elementos que hiciesen alusión a su dignidad o posición social o a su profesión, y tampoco ajuares que precisase en el otro mundo. Generalmente el cadaver lavado, era amortajado con un lienzo de lino y depositado en la fosa o cista preparada al efecto. Es cierto que en momentos muy iniciales del medievo sí se aprecian ajuares (vide. necròpolis de Aldaieta), pero estamos en una todavía incipiente cristianización, donde el dogma no está completamente asentado y, por tanto, es todavía proclive a prácticas procedente de cultos y creencias previas.
Además de la información sobre los ritos asociados a la muerte, los restos óseos humanos también proporcionan una valiosa información sobre cómo fue la vida de estas personas: los análisis realizados sobre sus huesos, permiten realizar un "historial clínico" post mortem, en el que averiguaremos si esa persona ha tenido alguna lesión grave, cómo la ha curado, si ha pasado hambre o cómo era la alimentación que seguía, o si ha sufrido enfermedades. Y sí, esa información nos la proporcionan los esqueletos que, un arqueólogo o un antropólogo se pueden encontrar en este particular tipo de yacimiento arqueológico.
Finalmente, y como recordatorio, estos pequeños artículos no buscan otra cosa que la divulgación de nuestra Historia y la puesta en valor de la misma. Aunque para esto último, los restos de nuestro pasado deben ser estudiados siempre por especialistas.
En el primer caso se practica una cavidad en el suelo, sobre la que se deposita el cadáver, generalmente amortajado, y luego se cubre, bien con lajas de piedra o bien con tierra.
Necrosis islámica de Can Fonoll , Ibiza (s. XII-XIII). Tumbas en fosa, con el cadáver depositado en de cubito lateral derecho, y la cabeza orientada al SO. |
En el segundo caso, el procedimiento es similar, pero se dota a la fosa de una estructura perimetral a base de lajas de piedra u otros materiales (en algunos yacimientos se reutiliza tégula romana) y se cierra con ese mismo tipo de materiales.
Pueden estar señalizadas al exterior, con cruces o hitos de piedra, o no estar señalizadas.
La orientación, según se desprende del artículo de Teijeiro, es la que sería previsible para un enterramiento cristiano, E-O, en relación con la salida y la puesta del Sol, en una metáfora del inicio y el fin de la vida que el cristianismo asimila de religiones coetáneas, al menos en sus inicios, como el Mitraísmo.
En las observaciones que hace Teijeiro advierte que no aparecen restos humanos en estas tumbas, aunque sí apunta al hallazgo de los mismos en otros puntos cercanos, que llamó la atención por las dimensiones del esqueleto.
Teijerio no es capaz de indicar una adscripción temporal, salvo de forma vaga. Sin embargo, apunta, con la cita que realiza a la documentación medieval, a que esta necrópolis podría corresponder a época medieval, en torno al siglo X, si suponemos que este cementerio está unido al antiguo monasterio.
Necrópolis medieval en Moscas del Páramo (León). |
El tema de la muerte es un tema que continúa siendo un tabú en la sociedad contemporánea. Aun así, es el reflejo de la sociedad humana en un determinado momento, ya que los ritos que rodean a la muerte son la forma en que los seres humanos de un momento histórico concreto han entendido su propia existencia, su posición en la sociedad y su concepción del más allá.
En el caso cristiano, por un lado tenemos el simbolismo religioso que se desprende de la orientación de las tumbas, y por otro, la mayor o menor proximidad a la Iglesia parroquial correspondiente, y más concretamente a la cabecera de la misma, el lugar que sería considerado más sagrado de ese entorno, por hallarse en ese punto destacado el altar mayor y el sancta sanctorum del templo. Esta jerarquización del espacio resulta también evidente cuando existen enterramientos dentro de los muros de estos templos, siendo las personas de estatus más alto (nobles, alta burguesía) la que acapara los lugares más cercanos al altar.
Estelas de la iglesia de Sainte-Engrâce en francés, o Urdatx-Santa Grazi en eukera (Departamento de los Pirineos Atlánticos, Francia) |
Además de la información sobre los ritos asociados a la muerte, los restos óseos humanos también proporcionan una valiosa información sobre cómo fue la vida de estas personas: los análisis realizados sobre sus huesos, permiten realizar un "historial clínico" post mortem, en el que averiguaremos si esa persona ha tenido alguna lesión grave, cómo la ha curado, si ha pasado hambre o cómo era la alimentación que seguía, o si ha sufrido enfermedades. Y sí, esa información nos la proporcionan los esqueletos que, un arqueólogo o un antropólogo se pueden encontrar en este particular tipo de yacimiento arqueológico.
Finalmente, y como recordatorio, estos pequeños artículos no buscan otra cosa que la divulgación de nuestra Historia y la puesta en valor de la misma. Aunque para esto último, los restos de nuestro pasado deben ser estudiados siempre por especialistas.
No esperaba aprender algo nuevo de mi propio pueblo por internet! Muy interesante, gracias por compartirlo.
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